miércoles, 28 de febrero de 2018

RELATOS DEL ASILO (5). JULIA, UNA ROMÁNTICA EMPEDERNIDA

En su juventud leyó montones de novelas de Rafael de Pérez y Pérez, aunque ya no recuerda los títulos: “eran novelas muy bonitas...”-dice, soñadora.

Julia es como un pajarito: come muy poco y anda aún menos. Sus compañeras la acusan delante de mí: “Ella y Obdulia son las que menos andan en la Residencia”...

Pues hay que andar, les digo, suspendiendo la lectura del capítulo de Genoveva de Brabante que nos toca ese día, y me cojo a las dos, una de cada brazo y las llevo hasta la biblioteca. “Si yo llevo aquí más de un año y no la conocía”-confiesa Obdulia, asombrada.

Julia viste de negro, tiene el pelo todo blanco y es delgadita y diminuta como un ratoncillo. “Yo leí mucho de joven”-me cuenta. Ahora, aunque le operaron de cataratas, ya no lee tanto como antes.

Las últimas semanas está muy desanimada: come tan poco que no tiene fuerzas para caminar y la han puesto en una silla de ruedas; por otro lado, sin mejillas, las gafas le bailan entre la nariz y las orejas. “A mí, que me sacaran de mi casa y me trajeran aquí, me mató”-me confiesa en voz baja, casi un lamento, en un aparte. No pudo traerse su gabinete porque no cabía en la habitación y, pensando que volvería pronto a su hogar (lleva ya dos años), ni siquiera se llevó el comodín. Ahora, cada día los echa más de menos.

“Si yo como...”-intenta defenderse. Pero al hacer la relación de lo que ha tomado hoy, sólo resalta el café con galletas de la merienda. De lo demás, picotea: unas cucharadas de sopa, la carne no le gusta. Quizá el flan de la comida... Y eso no es alimentarse. “Se te va a quedar el estómago como el de una hormiga” -le advierte una compañera.

Lo cierto es que a Julia, una mujer bondadosa y suave, todo el mundo la quiere. “Con lo alegre que eras antes, mujer...”.

Su sobrina viene a verla cuando puede. Sin hijos, la crio como a una propia. Ahora, Julia preferiría estar en su casa, o en la de su sobrina.

Yo siento verla cada martes más adelgazada y hundida sobre la silla de ruedas. Parece que nada consigue sacarle de su mirada hacia adentro. La Terremoto, que es más bruta que un arao, se lo dijo el otro día sin componendas ni medias tintas: "Como sigas así, la semana que viene estás en el hoyo"...
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Es curioso lo que un objeto puede hacer por la vida y la salud de una persona: le regalé en mi última visita, hace ya más de un mes, una manta pequeñita para las piernas, toda de colorines -trozos de lana tejidos a croché. Ahora, la lleva siempre consigo; la gente le pregunta por ella- incluso el médico o el cura. Y da pie a multitud de conversaciones con el resto de los habitantes de la Residencia. Es como si este delgado lazo con el mundo  le hubiera devuelto a la realidad y al planeta de los vivos. Y, aunque consumida y amarilla, el viernes le veo jugar a las cartas con un nuevo espíritu. Ni siquiera la lectura de un nuevo capítulo de Genoveva de Brabante logra apartarla de esas nuevas relaciones recién iniciadas...


lunes, 19 de febrero de 2018

RELATOS DEL ASILO (4). RUFI, "LA CAMPEONATA"

Al principio, no decía nada; pero en cuanto cogió carrerilla... “No nos va a dejar leer el cuento” -me decían las otras.

Rufina, al parecer, había sido “campeonata” de todo lo inimaginable, desde corriendo (cosa que hizo al segundo día de estar en la Residencia -según ella) hasta en silla de ruedas; jugando a pala (no sé si a pelota vasca) y haciendo puntillas. Y no sólo de España, sino de Europa y del “Mundo mundial” – que diría Manolito Gafotas.

Con su voz pituda iba desgranando sus aventuras, una tras otra, y vuelta a empezar. Parecía la hermana del tío Cebolleta de los tebeos.

“En buena hora nos la han colocado aquí”-se quejaba una de las habituales. “Como, además, está sorda..., da igual lo que le digas”. Porque yo trataba de hilar sus aventuras con la del príncipe de “Genoveva de Brabante”, a ver si así podíamos conectar con nuestro capítulo semanal. Pero nada, imposible.

Hasta que de “motu proprio”, de pronto decidió irse a visitar a otras compañeras que, también en sillas de ruedas -pero con menos autonomía- habían sido sacadas a tomar el aire. Como ella había sido “campeonata” en silla de ruedas precisamente, se dio marcha con las manos, y en un momento dado, desapareció por una esquina del jardín. “¡A Dios gracias!”- suspiraron todas con alivio.


La siguiente vez que la vi fue en la fiesta del asilo: había una merienda -compuesta de embutido, pinchos de tortilla y chocolate con churros- y luego venía la tuna a amenizar la tarde. En la sala de los “no válidos” había mucho que hacer: servir las bebidas, repartir servilletas, evitar que algunos se escaparan y se pusieran a andar sin rumbo por toda la residencia (“para buscarlos, a veces ha habido que llamar a la policía” -me confiesa una de las cuidadoras).

De repente, en una de las mesas diviso a la “campeonata”: come con un hambre feroz, canina, como si no hubiera comido en toda su vida. Junto a su plato, otros dos, llenos de pinchos de tortilla. Pienso que debe tener un estómago de hierro y que tanta competición -aunque sea figurada -debe  verdaderamente abrir el apetito. Ella está feliz, sin ver nada o a nadie más allá de su plato de plástico. No le digo ni palabra y la dejo triscando a placer.

Es curioso cómo se transforma: en su silla de ruedas se deja llevar  de un lado a otro como una autómata  y, de pronto, es como si despertara de un sueño o le apretaran un resorte escondido: entonces, comienza a gesticular y a narrar con voz aguda una historia sin principio ni fin, siempre la misma... Pero no sufre. Yo aun diría más: en su despreocupada inconsciencia, en su nebulosa, es total e inmensamente feliz.




miércoles, 7 de febrero de 2018

DIARIO DE MI DIETA DISOCIADA. Primer mes

Introducción. No quiero tener un hígado de fuagrás






Lo que me proporcionó la ocasión fue que el radiólogo, al hacerme una ecografía, me dijera que tenía un “hígado GRASO”. Ahí me lo imaginé como el de un pato antes de hacerlo fuagrás y la imagen no me gustó pero nada…La propuesta, por parte de la nefróloga (“Lo vas a conseguir, ya verás; eres muy disciplinada”…Me encantó su confianza en mí, que yo no tenía): una dieta disociada, sin mezclar hidratos de carbono con proteínas. Ella también era consciente de que el desayuno era lo más flojo que tenía pero, a cambio, me aseguraba que no pasaría hambre y que unos pacientes, un matrimonio, que acababa de pasar a la sala de espera, había bajado un montón de peso. “Empezaré después de Navidad”- le dije.

Unos números  imprescindibles antes de empezar

Mi peso: En el de la nefróloga, digital,  82´300 kg. En el de la SS, el que va con pesas: 82´900 kg. En el de mi farmacia habitual, 81´900 kg. Me aferro a este último, que me es más “favorable”…

Mi IMC, índice de masa corporal: 31´6 en la nefróloga y 30´4 kg/m2 en la farmacia. En esta última, el ticket, además, me “restriega” que, por mi peso y edad, debería ser entre 18´5 y 24´9. También me restriega que mi peso corporal debería estar entre 49 ´8 kilos y 67 kilos, todo lo más. También me informa que mi masa sin grasa es de 51 ´4 kilos (algo más de la mitad (tendría la mayoría, si fuera algo financiero…), menos mal, y mi masa de grasa, 30´5 kilos (lo normal, entre 13 y 19), es decir, tengo un índice de grasa del 37´ 3 % (debería ser entre el 20 y el 27 %). Espero que, al menos,  sea entreverada como en los jamones ibéricos de pata negra…

HÍGADO GRASO (en inglés, fatty liver, esteatosis hepática. ¡Vaya nombres feos…!)

Leo: “El hígado adopta un aspecto moteado y los triglicéridos se acumulan en algunas zonas…”.



Según el informe diagnóstico, tengo obesidad grado I (yo pensaba que sólo tenía sobrepeso…);  dislipemia (o hiperlipidemia, altos niveles de lípidos, esto es, colesterol, triglicéridos, o ambos. En el informe radiológico dice que es “grasa amarilla”, o sea, la mala; la buena es la parda…) y esteatosis hepática, es decir, hígado graso.

Debería tener menos de 100 del colesterol malo (LDL), y tengo 171. En cuanto a los triglicéridos, recomiendan menos de 150, y yo tengo 245, casi el doble… Eso es riesgo cardiovascular moderado, que si significa lo mismo que “lluvias moderadas”, es bastante.

Y para más INRI, hay “signos en vejiga de incontinencia de esfuerzo por modificación del ángulo cisto-uretral”. Por eso me hago pis cada dos horas; así que, la concentración -que me pide la Cristi cuando estoy en la cama-, para olvidarme de ello, no sirve de nada…

OBESIDAD, GRADO I

Es el primer grado después del “sobrepeso”. Este último se considera cuando el IMC está entre 25 y 29´9. En la obesidad grado I, de bajo riesgo, el IMC está entre 30 y 34´9. Yo, 31´6. El grado IV es “Obesidad extrema”.



La obesidad se define, además, según la distribución de la grasa: puedes ser “pera”, “manzana”  u “homogénea”, cuando no se te acumula en un sitio especial sino en todas partes. Yo creo ser de estas últimas: “una capita de UN cm de grasa por todo mi cuerpo”, que me protege del frío en la piscina, por ejemplo. Una “manpera” o “perazana”.



Leo en artículos médicos o de estética que entre las causas de la obesidad está la de “por medicamentos”. Los antidepresivos,  por ejemplo, tienen “efectos secundarios que provocan acumulación de grasa y obesidad”. También están las causas por efecto termogénico (que no quemas bien el exceso de calorías), o por desajustes del sistema de saciedad, entre otras (genéticas, por enfermedades endocrinas o por malos hábitos alimenticios).

Tendré que aplicarme…


DIETA DISOCIADA

Por lo visto, nuestro aparato digestivo  no trabaja de la misma manera si mezclamos ciertos grupos de alimentos. Una mala combinación convierte en grasa los alimentos ingeridos. Nuestro aparato digestivo no está preparado para asimilar adecuadamente las grasas, proteínas y carbohidratos cuando estos se toman en una misma comida.

La dieta se basa en la teoría del equilibrio entre ácidos y bases en el estómago, y trabaja en función de las leyes de la digestión.  (Los hidratos se digieren en medio alcalino y las proteínas en medio ácido). La salud digestiva tiene mucho que ver, también,  con esta dieta.La combinación de alimentos permitida es digerida de mejor forma y mejora el “sentirnos hinchados”.

Al separar adecuadamente los distintos grupos de nutrientes, nuestro organismo reacciona movilizando las reservas grasas para su posterior combustión; del mismo modo, también se agotan las reservas de glucógeno (hidratos de carbono) y se pierde volumen corporal en forma de líquidos.

Cuando separamos los distintos grupos de nutrientes, las comidas que realizamos tienen un menor valor calórico, y el dejar el azúcar y el alcohol (que se convierte en azúcar y, además, fija las grasas ingeridas), también contribuye a la bajada  de peso.

MÁS COSAS QUE LEO

Los frutos secos, (y la leche), se consideran proteínas, no fruta (hay quien pone los frutos secos en “grasas”, junto con el chocolate). No mezclar las nueces con otras proteínas, ni los frutos secos con los otros, los frescos.

No hay que mezclar los diferentes tipos de carbonos. Si comes solo hidratos de carbono complejos (fruta, pasta, arroz, patatas), y aisladamente,  tienes todas las necesidades energéticas cubiertas, y no engordas.

La fruta (el tomate se considera fruta) debe tomarse por separado, a media mañana o media tarde: su fructosa ya nos sirve como azúcar. No mezclar verduras y fruta.

Champiñones y setas están dentro de las verduras.


Cenar pronto, sobre las 20 horas. Beber una infusión calma la ansiedad.

1 er día: Martes, 9 de enero de 2018

Quería haber empezado el lunes 8, primer día laborable tras Reyes, pero venía de viaje de Madrid y no me parecía lo más indicado.



El primer desayuno, un té sin leche ni azúcar (esto ya lo tomaba así antes) y 2 quesitos desnatados (el régimen decía 1, pero me iba a quedar con más hambre que el perro de  un ciego, así que…). Para próximos días, escogeré la opción de té + embutido (jamón serrano, lomo o lacón), que parece que llene más. Voy a echar mucho de menos mis tostadas con mantequilla y mermelada. Incluso me hubiera pasado al tomate y aceite (de existir la opción), pero desayunar sin pan…Y comer…, y cenar…

A media mañana, a las 11 h, me tomo una infusión y unos trozos de lacón que he comprado en la carnicería. Para comer (a las 14 h), elijo la opción ensalada + patatas (cocidas). Prefiero dejar para la noche (20 h) las “proteínas más verdura”. He comprado judías verdes y una pechuga de pollo cortada en trocitos para hacer a la plancha con un poco de curry.

En la merienda, sobre las 18h, elegiré entre fruta (me han dicho que la manzana es la que más sacia) o un yogur desnatado.

Para cenar, me tomo las judías verdes con 6 porciones de pollo. ¡Delicioso!

Miércoles, 10 de enero

Ayer pensaba que hoy cambiaría y tomaría para desayunar el fiambre, pero me da asco pensar en el lacón a estas horas (las 8). Además, a mí, a primera hora, me apetece desayunar dulce…El yogur me parece muy frío, así que decido tomar otra vez el té bebido con 2 quesitos. No sé lo que aguantaré sin tomar pan en el desayuno…

A media mañana, vuelvo a tomar el lacón (no quiero que se me estropee). Me doy cuenta de que el paquete de 250 gramos “cortado a cuchillo” y envasado al vacío, contiene, además de un 91 % de jamón de cerdo,  ¡5 Es-¡, y humo natural. Creo que no lo compraré más…



Una pregunta filosófica que me hago: Si adelgazo mucho, ¿perderé mi don de flotar “en vertical”…? ¿Y se me caerá el óvalo de la cara…?

Para comer, me hago 100 gramos de arroz basmati con un sofrito de pimiento verde, ajetes, zanahoria, puerro y una judía verde pachucha que me sobró de ayer. Olvidé echarle sal, así que lo aliño con unas gotas de limón. Me sabe a gloria.

No tener nada -para no comer nada- fuera de lo que es el régimen. Y hoy, que hace tanto frío, me encantaría hacerme un chocolate caliente y tomármelo con un bollo suizo...

Para cenar, me  preparo una ensalada de rúcula y cecina. Lo siento: añado dos nueces. Un pequeño “pecadillo”.

Jueves, 11 de enero

A las 5 me levanto al ordenador. Y, despierta, me entra una “gusa…”. Pero he de esperar a las 8 h para desayunar. Repetiré con los 2 quesitos y el té solo: la cuajada no me gusta, y el fiambre, tampoco a estas horas.

Pienso como en el chiste: 2 quesitos, y ¡revienta…!. Me los degusto con una cucharilla de café, para que me duren más. ¡Ganas me dan de hacerlo con un palillo…!



A las 11 h me tomo un tazón con dos manzanas Granny Smith en compota, con unas gotitas de limón. Están riquísimas.

Para comer, he decidido hacer cuscús con verduras: la pasta, sin queso rallado, no me gusta. Pongo a sofreír: pimiento rojo, pimiento verde, zanahoria, puerro y ajetes. Luego, leo en una receta que hay que salpimentarlo y añadir a la sémola una cucharadita de curry. ¡Ummm! Ya me relamo…

A la cena, me preparo unos puerros con zanahoria y una tortilla francesa de dos huevos. ¿Podré poner dos o debería ser sólo un huevo…?

Viernes, 12 de enero

8 menos 10. Voy a preparar mi “opíparo” desayuno de hoy: té solo y ¡dos! quesitos…Supongo que, como no tomo leche desnatada con el té, me puedo añadir un quesito de estrangis. El tostador se muere de aburrimiento. Ni siquiera lo tengo enchufado…

Al final, he caído, claro. Todo sucedió así: había invitado a una amiga a comer y le había dicho que el menú era arroz con verduras. Hasta ahí, todo bien. Pero hete aquí que se presenta con una empanada gallega y un sobre de jamón serrano. Le digo que estoy haciendo una dieta disociada y que sólo comeré arroz con verduras, aunque abro ambas cosas para que coma ella. En este momento, no pico ni una pizca. Y le insisto en que se lleve la empanada, al menos la mitad (lo que quede de la otra mitad, puedo llevarlo mañana a casa de mis padres). Cuando se va y voy a guardarla en la nevera, veo que de un lado queda más corto que del otro, y me digo: solo esta tirilla para igualar…Al final, peco y me como un pedazo. Espero que no se note en todo mi esfuerzo de estos cuatro días…

Como estoy llena de mi trocito de empanada, a las 20 h solo ceno fruta (una naranja y 3 nueces). A ver si así compenso...

Sábado, 13 de enero

Hoy decido, para cambiar un poco, intentar tomar como desayuno algo del sobre de jamón que me trajeron ayer. No sabía que la paleta de cerdo ibérico, envasada al vacío, y siendo jamón curado al aire y con sal, necesitaba de antioxidantes y conservantes…



No me convence mucho…Pero lo que sí echaré de menos, tras la piscina, es mi desayuno de los sábados que estoy en Santander: un chocolate caliente Valor y pan con aceite y tomate.

A las 11 me tomaré un triste yogur. Ah, no, que no toca…O fruta, o embutido, o un té y dos quesitos.

He caído…La culpa la tiene Susana por dejarme ayer un trozo de empanada…No he podido resistir y traerla para casa en un táper. Lo sumaré a mi lista de pecadillos….

De los dos platos que había hoy en casa de mis padres para comer, alubias y alitas de pollo, he tomado un plato de alubias y, por la noche, me cenaré las alitas con ensalada o lombarda.

Shhhh. He picado un trocito de una rosquilla. Hay tantos vicios en esta casa: chocolate, pan de Cádiz, polvorones…Y una no es de piedra…

Domingo, 14 de enero

Vuelta al té solo y los dos quesitos desnatados. Tras la piscina, me tomaré una compota de manzana, que estoy haciendo, aún sin amanecer.



Leo algunos regímenes que tiene mi madre, diseñados por un médico nutricionista y otro deportivo y, en TODOS, le dejan tomar -al menos- una tostada en el desayuno. Lo voy a preguntar en la próxima consulta…Prefiero tomar menos arroz, pasta o patatas y poder tomar pan en el desayuno. Al fin y al cabo, no lo mezclo con nada: es pan y té solo. Un hidrato – sin acompañamiento de proteína- y una infusión.

En la fruta, en estos regímenes, le apuntan que NO plátanos, uvas, higos o frutas tropicales, supongo que por la cantidad de azúcar. Yo también me los apunto.

En cuanto a las verduras prohibidas, le señalan: la calabaza, el maíz o la zanahoria. Me los apunto también. La verdad es que, de estos, el que más suelo emplear en la cocina es la zanahoria.

A la hora de comer, tomo lombarda con unas gulas; para merendar, elijo un yogur desnatado de frutos del bosque, junto con el danacol. Al fin y al cabo, ambos son lácteos…Cenaré ensalada de rúcula y bonito en lata.

Otro día completado…

Lunes, 15 de enero

Ya resulto cansina: té sin leche y los dos quesitos desnatados de marras para desayunar. A media mañana, unas fresas… Y, a las 12 h,  no me puedo resistir a unos chopitos a la plancha y lomo embuchado de un cumpleaños de mi tía Arlette. Pero no pruebo el pan ni el vino, ni el queso untado, ni los “conitos” con glutamato. Me lo tomo como las proteínas “adelantadas” de mis lentejas de la hora de comer. Claro, que es un poco fuera de horas…

Por la tarde, tras mi clase de portugués, me tomo el yogur desnatado de frutas del bosque y salgo a toda flecha a un funeral. Más tarde, mientras compro en Lupa unos ajetes para mi tortilla de la noche, veo a César, el marido de una amiga –en plan catatónico- ante el muestrario de verduras. “Este es mi segundo día sin fumar…”. Definitivamente, hay gente que lo está pasando mucho peor…

A las 20 h me preparo mi tortillita con ajetes, puerros y pimiento rojo. Junto con un roibos, constituirán mi cena de hoy.



Martes, 16 de enero. ¡Primera semana conseguida!

Hoy tengo a gente a comer. No les he dicho nada porque no quiero condicionar y hacer que se tengan que adaptar a mí.

Me han dicho que traerán cuscús con pollo. Yo haré como el otro día: me como la sémola con verduras y, por la noche, me ceno el pollo con ensalada u otra verdura. Eso sí: será un sacrifico renunciar a otras suculencias…

(Tengo que acordarme de no dejar la lechuga para la cena: me sienta mal. Que sea siempre verdura cocida).

En la comida, me contengo bastante: solo pruebo media nuez con chocolate y un dedo de vino blanco, otro de champán y un sorbito de Limoncello. Pero es que había que brindar por el año nuevo…No pruebo el queso, el paté, el pan ni las trufas de chocolate. Creo que me he portado bastante bien. Eso sí: les digo que no me dejen nada de lo que no puedo comer porque no respondo de mí, y me tomo mi yogur de las 18 h.

Para cenar, me sirvo las verduras sobrantes con varios trozos del pollo que me va a dar para tres días. Menos mal que una ración se la comerá César…



Dos amigas me han dicho que me ven más delgada, nada más entrar por la puerta (sin yo haber comentado nada sobre mi dieta); les digo que no puede ser, que será el negro del atuendo...

Segunda semana, Miércoles, 17 de enero

Desayuno lo habitual: esto es como un mantra: un cancarro de té solo y ¡2! quesitos…
A las 11 h me comí una manzana reineta (debería haber tomado las dos piezas de fruta que me dejan). Se me está haciendo eterno hasta las 2 y el estómago me grita de hambre y vacío…

A la hora de comer, devoro el cuscús que quedó de ayer, con nueva verdura pochada. Dejo una parte para tomar a la cena.

Para merendar me tomo un yogur a las 18 h. Pero hoy empiezo un taller de escritura a las 19.30 h hasta las 21, así que creo que tendré que adelantar la hora de cenar para que no se me retrase mucho. Se va a solapar con la merienda. A las 7, ¿habré hecho ya la digestión del yogur…? Quizá sea mejor que me coma 2 piezas de fruta, no sé si me apetece el pollo tan pronto…Al final, me como una manzana y 4 nueces.

Cuando llego a casa algo aterida sobre las 21.15 h, me preparo un roibos caliente y me tomo una naranja. Fruta sobre fruta no creo que importe…

Jueves, 18 de enero

Ayer le envié el diario de mi primera semana a mi nefróloga por correo-e. “¡Muy bien!”- me jalea. “Me vas informando”. Me pesaré hoy a ver si los ojos de mis amigas son fieles o era solo que iba vestida de negro…

Acerca de las pastillas (para el colesterol y la tensión) que empiezo a tomar el mismo día del inicio de mi régimen, el martes 9, por el momento no he notado ningún efecto extraño. Dos de las anteriores, una me daba dolor de cabeza y otra, unos picores como si tuviera la sarna. Además, me motiva mucho pensar que si se me desengrasa el hígado (el “fígado gordurento”, en portugués) y me bajan a niveles normales la tensión y el colesterol, la medicación se puede ver reducida, e incluso suspendida… ¡A por ello…!

Desayuno: Té solo y dos quesitos. Tengo que comprarme una nueva caja de tres filas, si esta va a ser mi norma…

En el peso de la farmacia, peso 79´1 kg (el 9 de enero, 81´9 kg), casi tres kilos menos. ¡Y con botas de monte…! Claro, que además de los beneficios de la dieta, está que ya no comes las golosinas de Navidad…Igual lo que sí noto es un poco más de frío. ¡Ay, mi capita de grasa…!

A media mañana estoy famélica y como sin fuerzas (ando como volada): decido tomarme cecina que me quedaba del otro día, a ver si con la sal se me sube el ánimo.

Para comer, recurro al pollo que me han dejado las amigas el martes, acompañado de las verduras que no me tomé ayer para cenar. De bebida, un vaso de agua con limón. Tenía mucha sed.



Por la tarde me tomo el yogur y el danacol, pero me duele la boca del estómago y tengo como angustia. Me recuerda a cuando tuve la úlcera. Espero que sea algo puntual…Creo que solo cenaré fruta: no me apetece el plan que tenía pensado de lombarda con jamón serrano; ni siquiera una tortilla de ajetes…Me siento desmadejada, como débil…

Viernes, 19 de enero

Los yogures 00 materia grasa no son todos iguales: unos tienen más cosas que otros…Tengo que investigar porque me canso de los mismos sabores…

Hoy voy a comer a casa de mis padres en Torrelavega. Mamá va a hacer cocido madrileño: le he dicho que no hay problema: me tomo el caldo y los garbanzos con repollo y más verduras (puerros, zanahoria); y para casa me traigo en un táper la “proteína” para hacer esta noche un revuelto con verduras.

Por la tarde, he cambiado a un yogur de limón; siempre ha sido el sabor que me sabe más a química, pero hay que cambiar de vez en cuando.

Para cenar, me he comido la carne de “hilos” -como yo la llamo- que, aunque seca, no tiene “moquillo”. Pero se me ha hecho duro comer, y sin pan, el chorizo (de hecho, lo he dejado, junto al jamón cocido). Yo es que soy más de tortilla francesa por las noches, como el presidente Suárez…De lo que me he dado cuenta, cuando ya me había comido el primer trozo, es de que la morcilla de arroz no es proteína limpia (por la sangre) sino como si me comiera un pincho de tortilla. Pero he dicho: que le den morcilla a la morcilla, y me he comido el segundo trozo. Era lo que más me apetecía con la mezcla de cebolla, ajetes y pimiento rojo…Supongo que esto desacelerará un poco mi bajada de gramos…



Sábado, 20 de enero

Desayuno mis dos quesitos con cucharilla de café…, para que duren.

A las 11, me tomo un cuenco lleno de compota de manzana.  He leído que la manzana tiene ácido ursólico en la piel, y que este ayuda a crear grasa marrón, la buena.



Entre horas, más que hambre, lo que tengo es sensación de vacío y de que se te cae el estómago a los pies. Si este vacío significa que mi cuerpo está quemando las grasas, ni tan mal…

Para comer, hay lentejas con un montón de verduras: zanahoria, puerro, calabacín, pimiento…De postre, un roibos.

Tendré que reformar mi manera de comer “a la inglesa”: me encantaba componer un plato donde hubiera algo de verdura, un poco de proteína y algún hidrato (patata cocida, un poco de arroz…). Pero lo que más echo de menos es tomar pan en el desayuno. A ver si cuando pase este primer mes, puedo ser menos estricta…

Para cenar, una ensalada de lechugas varias y una tortilla de dos huevos con pimienta negra. Mañana será otro día.

Domingo, 21 de enero

Dos quesitos y té… ¡Miento! He caído y me he comido una galleta de mantequilla. La cosa ha sido así: Mi hermana trajo ayer el “vicio”. Yo resistí, pero esta mañana me dije: “Solo si hay alguna rota, me como un trozo…” Como si me lo jugara a cara o cruz. A veces hay alguna galleta rota; a veces, no. Esta vez, había…Cogeré el trozo más pequeño -me dije. Solo para quitarme el sincio… Pero el otro, parecía tan solitario… ¡Qué demonios! ¡Que vaya más lenta la bajada de peso! Y me zampé el otro trozo, pero degustándolo como si fuera la última golosina del mundo; hace casi dos semanas que no pruebo un dulce…

A media mañana, mi tazón de compota…, y pruebo una lámina del queso de cabra de Murcia bajo en todo (en grasa, en sal) que he traído para mañana (porque ya no tenía quesitos). Estoy pecando mucho este domingo…



Para comer, arroz con verduras. Un yogur y un danacol a la merienda. Y para cenar…, quería haberme comido el pollo con verduras que dejé de la comida, pero no me apetecía nada. Espero que no me empiece a aburrir o dar asco lo que me propone la dieta porque sería el principio del fin… Me tomé una tortilla francesa de un huevo y una rajita casi transparente de tomate. Pero era lo que realmente me apetecía.

Lunes, 22 de enero

Hoy, para desayunar, me tomaré un quesito desnatado y un pedazo del queso de Murcia bajo en grasa y en sal. Es lo que hay. (Definitivamente, el queso de Murcia tiene menos sal, es menos sabroso, que el quesito desnatado).



A media mañana, fruta: compota de manzana. Me aguanto cuando vamos a Comillas y, mientras se toman un pincho de tortilla, yo me bebo un té con  una rodajita de limón.

Como unas deliciosas patatas en salsa verde con puerros y un poco de brócoli, y me tomo mi yogur desnatado de limón para merendar. Me he fijado en el súper y los Vitalínea sabores 0 % materia grasa solo tienen 40 Kcal. por 100 gramos (algo más porque cada yogur son 125 gramos…). Mis favoritos que tomaba yo antes, con trozos de pera, tienen 98 Kcal. Hay diferencia.

No aguanto hasta las 20 h y media hora antes me ceno un revuelto de ajetes, champiñones, cebolla y langostinos – que me han puesto en casa en un táper. Pero cómo puede haber algo tan rico…



Martes, 23 de enero. Primer día de mi 3ª semana



Té y dos quesitos, y una tortilla francesa, para desayunar. Como hoy voy a hacer una ruta por Peña Cabarga, meto un sobre de lomo embuchado para media mañana, y 2 naranjas, por si hay sed. Aunque no toquen, o tuviera que elegir -en teoría-, entre fruta o embutido.
Saco del congelador un táper con pollo para hacerme a la hora de comer cuscús con verduras y dejar el pollo a la plancha para la noche…, con más verduras.

En la prensa leo que, en un pueblo de Ferrol, han hecho un monumento ¡al hígado!..., órgano esencial para la digestión de las grasas. Neruda le dedicó una oda: “…Monarca oscuro,/ distribuidor de mieles y venenos,/regulador de sales,/de ti espero justicia:/Amo la vida:¡Cúmpleme! ¡Trabaja!”.




Sobre las 12 h, en una paradita para hablar, abro el sobre de lomo y nos lo comemos a palo seco entre palabra y palabra. Ya al llegar a casa preparo el cuscús, y me dejo para merendar dos deliciosas naranjas que nos ha dado Ana de un árbol en su terreno. “Son muy dulces” – nos dice. Y efectivamente, están buenísimas.

Para cenar, preparo los trozos de pollo con cebolla y limón. Ummm. Mañana será otro día…

EL HÍGADO, EL LABORATORIO DEL CUERPO HUMANO

Es el segundo órgano más grande del cuerpo humano (pesa 1´36 kg), después de la piel; el órgano más importante, tras el cerebro. Regula la mayoría de los niveles de sustancias químicas de la sangre; metaboliza los medicamentos de forma que el cuerpo pueda usarlos sin que resulten tóxicos. Produce el colesterol y proteínas especiales para ayudar a transportar las grasas por todo el cuerpo. Convierte el exceso de glucosa en glucógeno para su almacenamiento, y equilibra y fabrica glucosa a medida que se necesita. Convierte el amoníaco tóxico en urea…

Se han identificado más de 500 funciones vitales del hígado, entre ellas, la producción de bilis, que ayuda a transportar los desechos y a descomponer las grasas en el intestino delgado durante la digestión. Toda la sangre que sale del estómago y los intestinos pasa por el hígado.

Que sí, que hay que levantarle no un monumento, sino dos.

MÁS SOBRE EL HÍGADO. Cosas que leo en internet

Síntomas que podrían indicar problemas en las funciones hepáticas: inflamación en la zona del abdomen, dolores en las articulaciones, huesos y músculos, alteraciones en el funcionamiento del sistema digestivo, cambios en la evacuación de heces, dolores de cabeza y cefaleas constantes… Si observas dos o más de estos síntomas en tu cuerpo, puede que el órgano hepático esté repleto de toxinas. Una buena cosa es aumentar el consumo de cúrcuma, ya que sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes ayudan a mejorar las funciones de este órgano.
Recomiendan no hacer la dieta más de 30 días seguidos y dicen que si la hacemos bien, podemos adelgazar en una semana entre 3 y 4 kilos (yo, casi tres, pero haciendo algún pecadillo). En un mes, se pueden bajar en torno a 10-15 kilos. Esto ya me parece una exageración al cubo…Porque lo comprobado es que cuando haces cualquier régimen, al principio bajas bastante y luego ya son unos gramillos. Pero si en un mes logro bajar una cantidad considerable, luego no me importaría mantener la dieta con algunas incorporaciones y “pecadillos pactados”: un pincho de tortilla hecha en casa a la hora de comer ( en vez de a la cena), dos tostadas de pan en el desayuno…
Miércoles, 24 de enero
¡Otra vez mis dos quesitos…! Ayer me ha vuelto a salir el eccema del ojo izquierdo: ahora tengo que descubrir por qué ha podido ser: ¿el exceso de pimiento entre mis verduras, el lomo-embutido…?
Hoy la piscina estaba tan fría que, cuando me he tirado de cabeza, casi hago el milagro de andar sobre las aguas. Estaba a 27´5 grados, por avería. Esperemos que mañana haya subido. Tras llegar a casa, me he tomado una naranja.
En Carrefour he encontrado un nuevo sabor (piña) en los yogures desnatados. ¡Qué bien! Así cambio un poco. He comprobado que mientras estos tienen 4´8 hidratos de carbono por 125 gramos, mis favoritos con trozos de pera, tienen 9´5: justo el doble.



Para comer, me tomo arroz con verduras que he descongelado del que sobró el día de la comida con las amigas. Tras la clase de portugués, pruebo el nuevo yogur de piña y, como tengo taller, le añado sobre las 19 h unas fresas, una naranja y unas nueces. Empiezo a cansarme del  “no hay que mezclar frutas dulces y ácidas, frescas y secas”… Cuando vuelvo del taller, tengo un poco de hambre y no me apetece otra naranja, así que me hago una tortilla francesa y ¡que le den a la dieta!
Jueves, 25 de enero
Creo que hoy haré lentejas sin piel para comer. He descubierto una nueva verdura que me gusta mucho: los ajetes. También compraré espárragos -para tener-, fijándome en la procedencia: porque una cosa es dónde los envasan y otra, de dónde viene el producto…Al final, no sé qué tejemanejes se traen con el comercio internacional que vendemos nuestros productos y compramos otros de muy lejos, siendo los mismos…
He hecho a la vez la compota de media mañana: así mato dos pájaros de un tiro.
Cuando abro la olla, las lentejas sin piel se han hecho puré, así que decido pasar todo por la minipimer y hacerlo de verdad: me da para 6 raciones, incluida la de la comida…Congelo en cuencos o tápers y me preparo para comer una ensalada con espárragos, cebolla  y algunos brotes.



Para cenar, frío a la plancha dos filetes de lomo sin adobar, aliñados con ajo, cebolla y champiñones; así ya lo tengo hecho y no es más que calentar (o tomarlo “del tiempo”).
Tengo un frío…A pesar de los casi 20 grados que marca mi termómetro en el pasillo y del radiador de aceite en el estudio. Estoy congelada, venga a hacerme infusiones o descafeinados.
Viernes, 26 de enero
Susana me ha dicho que la flor que vimos el otro día en Socabarga es una hepática. Aunque esta es morada, es de la misma familia que la blanca y acuática que vimos en Polaciones. El nombre, según mi Guía de plantas, le viene del parecido entre los lóbulos de las hojas y los del hígado. Los pongo juntos…,  ¡y a mí no se me parecen en nada!



En esa teoría de tiempos antiguos de que las plantas y frutos servían para curar, o fortificar, aquello a  lo que se parecían (por ejemplo, nueces y cerebro), se pensaba que la planta servía para aliviar las dolencias hepáticas.
Hoy, además de los dos quesitos, desayuno 3 lonchas de lomo que me quedaban sueltas por ahí. A media mañana, una naranja y unas pocas fresas.
Para comer, alubias con verduras…, y 2 rodajas de morcilla (lo siento por la mezcla). He comprado –para llevar a casa de mis padres- unas tortas de aceite de Inés Rosales. Soy como el tío Gilito: en vez de convertir todo en dólares, lo veo todo en hidratos de carbono y kilocalorías…1 torta (30 gramos) son 150 Kcal. y 18´8 g de hidratos de carbono. Si la OMS recomienda 28 gramos de azúcar al día, con una ya casi habría cumplido el récord.
Meriendo una manzana reineta y las fresas cortadas por la mitad que había dejado para que se “maduraran”…Por la noche, me hago una gran ensalada con atún, brotes, cebolla y espárragos.
Sábado, 27 de enero
Desayuno el té con 2 quesitos, y el danacol, que si no se me van a caducar y, al fin y al cabo, es otro lácteo…
Tras la piscina me como una manzana reineta. Pero siento como si se me pegara la tripa a la espalda. Debe de ser la sensación de vacío y de hambre…
Comemos lombarda y una hamburguesa en torno a 100 gramos de las que haces en casa, con cebolla incorporada y sin pan rallado ni harina. Luego, vamos a comprar a Carrefour. En la sección de chocolates, mi hermana y yo nos perdemos: yo, por una marca nueva con un 90 % de cacao (había del 99 %, pero me digo que para otro día) y  mi hermana por dos delicias de chocolate negro (pero menos negro que el mío) con almendras y frutas del bosque. Ay, ¡¿y quién se puede resistir a probarlo?!…, aunque sea una oncita de nada…



A media tarde, me tomo un yogur desnatado con el danacol  (¡Andá! Veo ahora, al escribirlo, que ya me había tomado uno por la mañana. Y dice la publicidad: ¡Un danacol al día…!), Por la noche, me hago una tortilla de dos huevos con ¡un montón de ajetes…!
Domingo, 28 de enero
Té solo y dos quesitos (he descubierto que de la variedad “semicurada” también han sacado su versión light). En Torrelavega, he encontrado también los yogures de piña semidesnatados: me compro 4 para alternarlos con los que ya hay, de limón.
Cuando me caigo de la cama, a las 6.30 h, me pongo a hacer compota de 2 granny Smith para cuando venga de la piscina.
En el Centro Botín, me tomo un café cortado descafeinado, y me contengo, y no pruebo la tortilla de patatas. Entre pitos y flautas, casi comemos a las 4 (yo ya con el estómago en el dedo gordo): mientras espero a que se haga el arroz con verduras, me tomo un caldo de pollo sin tropezones.
A las 6, un yogur y a las 8, una manzana asada y una naranja completan el día. También me como una onza del chocolate más gustoso, el que no es negro tan puro…
Lunes, 29 de enero
Estoy deseando que acabe la dieta del mes, y pesarme a ver qué he bajado, y luego hacer mantenimiento y poder hacer pecados. Cada vez me cuesta más y tengo más ganas de “pecar”.
Hoy, para desayunar, me como un trozo de pan con aceite: no es ni siquiera una tostada sino un trozo que sobró de la comida de ayer y que me tostado y me he comido como un manjar.
Me tomo dos manzanas en compota a media mañana (una la había hecho mamá el día anterior y, para mí, a pesar de sus negativas, que le había echado azúcar; la otra, una granny Smith, hecha por mí, SIN). Mamá guarda un montón de recetas y artículos sobre salud recortados de las revistas, En uno de ellos dice que en España, un 30 % de la población tiene un hígado graso, y no lo sabe; así que hay patés de fuagrás a esgalla.
En la visita a la tía Pili, de todo lo que hay, solo pico patatas bravas; me digo: es un hidrato y luego tengo para comer lentejas (otro hidrato) con verduras; así que aunque, teóricamente, mejor no mezclar hidratos, se supone que esto es más deseable que mezclarlo con proteínas…
Al llegar a casa, por la tarde, sobre las 19 h me tomo un danacol: ni siquiera el yogur desnatado y, más que nada, porque ya estaba pasado de fecha. Para cenar, una ensalada con atún y un cacao amargo con agua, Pero…mi vecina tiene la culpa…Sobre las 21 h, llama a mi puerta y me trae, de parte de su madre, unas rosquillas secas de Palencia, con azúcar dura por encima. Yo, le doy las gracias, tras protestar que estoy haciendo dieta y bla, bla, bla…, y las meto en la bolsa para llevarlas a la familia el finde. Ay, pero que mi mente no deja de decirme al oído: “Solo prueba un poquito…”, como la serpiente del Paraíso. Y caigo…



Martes, 30 de enero
A punto de llegar a la tercera semana, estoy deseando dejarme corromper…El demonio negro se me sienta en el hombro izquierdo y deja totalmente disminuido al ángel blanco de la derecha.
Para darme ánimos, me hago un té de Navidad, más gustoso que el habitual, más común.
Antes de acudir a una entrevista de trabajo, me tomo un cortado pelao en un bar próximo. Para mí, es como beber un vaso de agua: el estómago se me queda igual de pegado.
Después, un poco eufórica y tras andar el camino a casa, sobre las 12, me pido una pulguita de pollo en mi cafetería favorita: a continuación voy a ir a la piscina y ahí lo quemaré todo. ¡Qué rico es el pan…!
Ya he dejado pochadas las verduras junto a los “tallos” de los champiñones y unas virutas de jamón: solo me queda añadir los trocitos de pollo con jengibre, curry y cúrcuma, salpimentados. Añado un roibos y…, ¡ necesito algo dulce…! Vuelvo a abrir la bolsa de las rosquillas enormes y, esta vez, solo pizco un poco. Cada nueva semana echo en falta más cosas y me cuesta más permanecer impertérrita y seguir la dieta a rajatabla. Ya solo te queda una semana. ¡Aguanta!
Miércoles, 31, Cuarta y última semana. ¡Biennn!
Ayer tarde, en el encuentro para contar nuestro proyecto sobre Naturaleza y emociones, pequé de nuevo: Ana no me preguntó y me puso un café – yo creo que con leche entera y azúcar. Además piqué de las rosquillas que había llevado – para deshacerme de ellas y de la tentación. Luego, por la noche, cené tortilla francesa y una miniensalada con cebolla fresca añadida a los brotes de un bote de cristal. También me añadí un yogur, ¡por la cara! Ay, que me estoy volviendo muy díscola e indisciplinada. ¡A ver si en los últimos días la voy a fastidiar!
Hoy, de nuevo, té solo con 2 quesitos. Y un yogur. Para comer, he descongelado uno de mis táper con puré de lentejas sin piel que hice la semana pasada.
Mientras esperaba a que abrieran una tienda para comprarme unos calcetines calentitos, me he metido al Lupa de Santa Lucía. Ay, que tenían muchas novedades. Y yo soy una “prueba-todo”, en especial, de los lácteos: me he venido con unos quesucos como los de Burgos, pero de cabra 100 %, y un chocolate negro nuevo con sésamo tostado (la disculpa era que lo llevaba para mi amiga Cristina, que viene el viernes). Y claro, llegada a casa, no he podido hacer sino probarlo todo…



Para comer, puré de lentejas y ensalada de brotes. A media tarde, una manzana y una tortilla francesa porque tenía taller hasta las 21. 30 h, y ya era muy tarde para cenar. Antes de meterme a la cama, me tomo un quesito de cabra -tipo Burgos- con una “cagadilla” de mermelada de ciruela en la cumbre. Era para no irme con el estómago vacío…
Jueves, 1 de febrero
Desayuno un quesuco de cabra con una pizca de mermelada y el té solo, y me pongo a hacer compota de dos manzanas Granny Smith para tomarme a las 11. El otro día compré 2 Golden porque no vi otras, más apetecibles, pero es una manzana que siempre me ha sabido a tierra, a nabo y a patata. Es como los pasteles petisús: si no hay otros, me los como, pero son mi última opción.



Para comer, me hago una ensalada y unos filetillos de lomo sin adobar con una cama de puerro, cebolla y ajo. ¡Están deliciosos!



A las 16. 30 h empieza a descargar Mordor, tras ir oscureciéndose la luz poco a poco. Ya no pienso salir a la calle…Me tomo a las 18 h un quesuco con un sombrerito de mermelada y para cenar me hago una tortilla francesa con un yogur de piña, sin verdura ni nada. No me apetece.
Viernes, 2 de febrero
Desayuno un quesuco de cabra tipo Burgos y un té bebido: he cambiado los quesitos desnatados, que han sido mis compañeros durante casi un mes. También me “compoto” las 2 manzanas granny para media mañana.
Debería hacerme patatas para comer: si no, les van a salir ojos por todas partes…Puedo hacerme una piriñaca. Ay, si tengo comida en Torrelavega…
Ha sido la debacle: todo juntado con todo; ni hidratos, ni proteínas…, un totus revolutum…De primero, una sopa de arroz con pollo…De segundo, carne guisada con zanahoria, pimiento rojo…, y sus patatitas. Y no era cosa de ir apartando elementos como si fuera una lumia. Así que me lo he comido todo, todo.

Y ahora viene una amiga a pasar el finde y quiere que salgamos a tomar una cervecita…Ay, que en este último fin de semana voy a recuperar lo que he perdido en 24 días…
Sábado, 3 de febrero
No he podido aguantar más…Hoy, con la disculpa de que tenía que probar el estupendo aceite que me había traído Cristina…, me he hecho unas tostaditas para desayunar. Con té solo, y sin nada más. ¡Qué delicia el pan crujiente de maíz…! ¡Qué sabor el del aceite de oliva virgen extra de Badajoz…!



A media mañana me tomo una manzana golden y un té de Navidad (de los ricos), mientras traigo un croisán para Cristina (no puedo evitar picar un cuernito).
A la hora de comer vamos al Templo del Agua a Puente Viesgo y, cuando salimos, sobre las 16 h, nos pedimos un sandwich en el bar del hotel: ni disociación ni nada: pan de molde, jamón, bonito, tomate…Pero hemos estado moviéndonos dos horas e incluso hemos salido a la intemperie, bajo la lluvia, a la piscinita de agua caliente…Y para eso se necesitan calorías…

Cenamos, mientras vemos la entrada a los Premios Goya, cuscús con verduras y pollo. Me echo una cucharada de cuscús. Ya, de perdidos, al río.

Domingo, 4 de febrero

Desayuno el té con dos quesitos pero, tras la piscina, y como he traído las especialidades de la panadería para la Cristi, pico un cuerno de cruasán,  un pedazo de galleta gigante, algo de pantortilla y una minucia de “las reinosas”, creo que dijo que se llamaban. A partir del lunes, y hasta el jueves, haré dieta estricta para quitarme estos gramillos de más…
Luego, cogemos el nuevo autobús hasta el Chiqui y volvemos andando (yo solo hasta San Martín, algo más de una hora). Para comer, preparo más verdura para acompañar al pollo y la sémola que quedaron del día anterior.
A media tarde, me tomo un cazo de compota y, para cenar, mi madre ha hecho una tortilla de patatas de bolsa y no puedo evitar tomarme un pinchito junto a la manzana asada.
Lunes, 5 de febrero
Aunque quiero ser estricta hasta que la nefróloga me pese el jueves, para desayunar me como una galleta Chiquilín de mi padre. Eran las preferidas de mi abuelo y recuerdo que, en verano, nos repartía media galleta a sus nietos pequeños los domingos. Quería recordar su sabor…
Ya en mi casa, para comer me preparo una gran ensalada con semillas varias, brotes, espárragos y atún.

Para merendar, tras el examen de portugués, y como llegué aterida de la calle me caliento un cacao amargo con agua y…2 quesitos (que no tocaban, pero como son lácteos…).
He puesto a cocer unas patatas y me he dado cuenta de que son hidratos y no tocan para cenar…Pues para mañana se me quedarán “zapateras”…Me hago una tortilla de cebolla en su lugar. Ya haré mañana una piriñaca.
Martes, 6 de febrero


NO me he aguantado más y hoy he desayunado mi té solo con dos tostadas y aceite.



A media mañana he picado un poco de un brioche y un trocito de brauni que tenían de exposición en la panadería donde he entrado a comprar. No me he podido contener.
He vuelto al redil a la hora de comer con una ensalada “multitudinaria” y el añadido de la patata cocida de ayer noche. Acto seguido me he puesto a cocer mis 2 manzanas para la media tarde.
Por la noche cenaré judías verdes con jamón serrano. Mañana a primera hora me toman la tensión en la SS y seguro que Isabel me pesa…
(Al final, por el picoteo de la tarde -más pecadillos…-, no me apetecen las judías verdes y me tomo una naranja y las manzanas en compota para cenar).
Miércoles, 7 de febrero. Último día
A las 5 ya no tengo más sueño y me levanto. Me preparo un roibos y tuesto una rebanada de pan para acompañarle (con un poquito de aceite). Luego, a las 8, me tomo mi té con dos quesitos habitual.
Ahora, a la revisión, a ver qué me dicen… (En el peso de la SS he bajado ¡tres kilos!).
A media mañana, me tomo las otras dos manzanas en compota. Para comer, las judías verdes con jamón serrano que me dejé anoche.
Después del examen de portugués, me meriendo un quesuco de cabra con su caperuza de mermelada de ciruela. Me lo merezco después de todo el estrés. Antes de ir al taller en la biblioteca, cenaré algo: ¿una tortilla de cebolla...?
He cumplimentado 30 días: un mes-tipo (cada semana me costaba un poco más…). Ahora, seguiré con el mantenimiento, pero dándome algún capricho de cuando en cuando (ya sé que me he dado unos cuántos en mitad de la dieta…, pero todo el mundo me dice que me ve más delgada. Yo me veo una cara de pájaro...Con tal que no se me quede cuello de vieja…). Me aplico la frase que he leído en una revista: “…Con el tiempo se pierde la frescura, no la belleza. La belleza evoluciona”. Pues eso: yo, evolucionando…

(Los números finales: en mi nefróloga,  peso 78´5 kg; en la SS, 80 kg, y en el de mi farmacia habitual, 78´7 kg. La bajada más favorable, en este caso, la de la nefróloga, casi 4 kg (3´8 kg). Pero, de media, 3 kg. No está mal. Me ha dicho que nuestro objetivo es bajar hasta 5/6 kg, con lo cual me quedarían entre 2 y 3. Creo que podré hacerlo…tomando 2 tostaditas por la mañana…).

SABER MÁS

https://www.eldiariomontanes.es/cantabria/avances-investigacion-higado-20210302150508-nt.html.    Marzo 2021: Avances en la investigación del 'hígado graso', que afecta a uno de cada cuatro cántabros. Las personas con alteraciones en los niveles de magnesio tienen un mayor riesgo de presentar hígado graso no alcohólico con inflamación. 

https://www.eldiario.es/consumoclaro/cuidarse/higado-graso-causas-remedios-cura_0_808419559.html. Hígados grasos.


https://temas.publico.es/bienestar-es-vida/2020/01/09/higado-graso-cuando-nuestro-higado-acaba-siendo-foie/. Hígado graso: cuando nuestro hígado acaba siendo foie/fuá.

https://www.eldiariomontanes.es/sociedad/salud/mitad-pacientes-uci-coronavirus-obesos-20200418210000-ntrc.html. Abril 2020. [Con el coronavirus] Más de la mitad de los pacientes que tratan las UCI son personas obesas. 

Encima, ahora, soy más "candidata" al coronavirus... Le voy a regalar unos "kilitos" a Fernando Simón, que se está quedando "en el chasis"...