lunes, 1 de mayo de 2017

A MIS 55 AÑOS. ME ACUERDO…

"Nuestro cuerpo está diseñado para vivir sano 40 años. Todo lo demás es tiempo extra que nos da la ciencia…", dice el investigador José Pedro Vaqué  (http://www.eldiario.es/norte/cantabria/sociedad/cuerpo-disenado-vivir-tiempo-ciencia_0_365364313.html).

Eso ya lo decía yo, sin ser investigadora, de forma más de andar por casa (“A  los 40 se nos acaba la garantía, como a las lavadoras. Y a partir de los 50 empezamos a degenerar de una manera...”).

De los 50 a los 55

Iba a esperar hasta los 60, por aquello de las decenas, pero quién sabe dónde estaremos, así que he decidido apostar por periodos de cinco años, que parece algo más cercano. La sensación de estar en periodo de descuento, se agudizó tras cumplir los primeros 50 años de vida. El impulso de hacer, de dejar hecho, lo que yo llamo “la intensidad de vivir”, se aceleró a partir de este momento, y ahora siempre lo tengo presente, cada día y a cada instante.

Este año (2017) me llamaron, de nuevo, como cada dos, dentro del programa de detección precoz del cáncer de mama.

Me hice la mamografía y me dijeron: “Si en el plazo de un mes no te ha llegado carta con el informe, llama”. Así que, pasados unos días tras el mes, llamé. “No pasa nada, pero tienes que pasar por Valdecilla para realizar una “prueba complementaria”.

En el folleto que suelen repartir pone que en un 5-6% de los casos, hay que realizar pruebas complementarias. “No se alarme… esto no debe preocuparle… una imagen dudosa… estas pruebas van dirigidas a confirmar la benignidad de las imágenes detectadas…”. Pero no puedes evitar preocuparte y empezar a hacer cábalas (¿De este 5-6% , ¿a cuántas se confirmará que la cosa no es benigna…?. ¿Y si…?). Es inevitable… (Todo fue bien).

ME ACUERDO...

LA “CARTILLA”

Así llamábamos en Parvulitos a nuestro método de lectura silábico: La m con la a, ma…Recuerdo que cuando ya nosotras íbamos más avanzadas en 1º, Lumi seguía acudiendo a la mesa de la maestra a repetir lo que ella le iba diciendo...



PRIMER SABER DE LA MUERTE


Recuerdo a una niña mayor, de las de 14 años, muy rubia, vestida toda de negro, sin jugar, sentada en el patio cubierto. Y al niño que murió ahogado en Rinconeda, antes de que cegaran y colmataran la mancha de agua.

Se hablaba de la muerte, oíamos hablar de que alguien había muerto, pero  un muerto real, de verdad, creo que el primero que vi fue una monja del colegio.

Estaba toda amarilla y la experiencia no me gustó. Después, siempre me ha parecido de muy mal gusto los que dejan una ventanita en el catafalco para que se vea la cara del finado. Aunque la gente diga: “Pues está muy bien…”.

JUAN EL DE LA ARENA

Con él nos amenazaban las “tatas” cuando hacíamos algo malo o nos negábamos a obedecer. Era un vagabundo que llevaba un saco a la espalda, con barba y algo desaliñado.

PARA QUÉ SIRVE GUARDAR TODO


Repasando mis cuadernos de Parvulitos con atención, me encuentro con la copia de una frase, que quizá por eso -por haberla copiado tantas veces-, se me quedó en el magín para siempre: “río es una corriente continua de agua”. Esa y la del Ebro (“El Ebro nace en Fontibre, cerca de Reinosa, provincia de Santander; pasa por Logroño y Zaragoza y desemboca en Tortosa”), junto a otra más tardía, - esta ya de 6º de EGB, gracias al comentario poco solidario de una compañera de clase – “Una gruesa son doce docenas, 144 unidades”, son de las pocas cosas (está también el romance de Abenámar y  el principio de “Un soneto me manda hacer Violante…) que me quedan del aprendizaje de memoria. De las primeras, incluso con su cantinela arrastrada.

“Guardo todos los papeles, los objetos que significaron algo para mí -escribe José Luis Sampedro en una de sus notas. Y continúa: “Pero mi ideal sería vivir con más simplicidad, con lo esencial. Mi ideal sería vivir en una celda sin objetos”.

Así lo siento yo, en este año tan teresiano (2015): despojarse, despojarse, despojarse (“Nada de más”- que dijo alguien). Y quedarse con uno mismo. Con el interior de uno mismo. De una misma…

COPIAS DE PARVULITOS

Entre las frases, a veces me encuentro con cosas divertidas como esta: “La luz del sol se llama natural porque la hizo Dios”. ¿Y qué pensaríamos que era la circuncisión…?

He descubierto que mi compañera de pupitre era Mercedes (Merceditas) A., la única a la que cito por el apellido. También la nombro la primera entre mis amigas – de primero (de EGB), supongo. Luego, nos perdimos la pista y al cabo de años la volví a encontrar llevando la librería Esmeraldo en Torrelavega. Creo recordar que era hija de uno de los maestros de la Escuela de Solvay.



Yo siempre he creído que mi amiga íntima en aquella época era Pilar Crespo Canales. ¿Quizá porque desapareció y se fue a Barcelona…? ¿Porque me enseñó a pintar en círculos -como un regalo de fin de curso…?


Tomasita Pérez Ballesteros, la maestra de Párvulos 2, me ponía calcomanías en las esquinas de mi cuaderno de copias.


En cambio, Marisol, además de tirarme de las orejas,  solo me ponía R, de regular, en mis primeras copias temblorosas de las vocales, y luego, de las sílabas.

Mª José P., mi maestra de 1º y 2º curso, coleccionaba cajas de cerillas. La clase tenía grandes ventanales y la recuerdo con mucha luz. Estaba el ropero donde se celebraba el mes de la Virgen, y los váteres, de esos de pie, fuera, en edificio anexo.


Catalina nos cuidaba en los recreos de Parvulitos y nunca nadie nos quemamos con la estufa de astillas y carbón que parecía la de los “Hermanos Dalton”.


En 4º de EGB, Inocencia me ayudó a hacer un esquiador con alambre que yo no podía doblar. Ella tenía pavor a las serpientes y no las podía ver ni en cromos.


PASIONES QUE CONTINÚAN

Al repasar los papeles de infancia, veo que pasiones que tenía entonces (los tiovivos, los castillos, las jirafas, los piratas; más tarde, el Impresionismo o Mesopotamia, han pervivido en el tiempo.


Leo con tristeza que los yihadistas destruyen, con excavadoras, Nimrud, que no sé por qué relaciono con Gilgamesh, los asirios, un toro/león atravesado por una flecha…¿Qué se puede hacer cuando la sinrazón se impone...? Y, de nuevo, me viene a la mente la frase de Ana Mª Matute: "Siempre hay unos que aporrean a los otros, y no porque sean más fuertes, sino porque unos quieren aporrear y otros no".

RECORDATORIOS DE PRIMERA COMUNIÓN


No sé si se siguen haciendo en el siglo XXI. Yo aún conservo los de amistades (¿mías? ¿de mis padres…?) y primos/as.

De muchas, perdí la pista; de otras, su sino ha sido trágico, como nunca pudimos imaginarnos de niños…

Mi hermana y yo hicimos la Comunión el 15 de mayo de 1969 en la parroquia de Santa María de Barreda (El recordatorio es de la librería Antonino, de Torrelavega). Yo acababa de cumplir 7 años el 1 de mayo, y mi hermana Beatriz aún no había cumplido los 6 (los hacía el 20 de mayo). Las dos íbamos vestidas de monjas, con toca. El hábito -la túnica- lo heredarían mis dos hermanos tres años después, en 1972.

El 15 de mayo (Fiesta de la Ascensión), también hicieron la comunión con nosotras las hermanas V. (su recordatorio es de la librería Villegas, de Torrelavega). Años más tarde, nos enteraríamos de que ambas habían intentado suicidarse, en Oviedo…

De las Escuelas de Solvay también procedían Mari Carmen A. y su hermano Óscar. Y los hermanos Parra, A. y P., que vivían al final de nuestra calle, en un chalé.

Entre la gente de Solvay, el recordatorio de Marc P., del 4 de mayo de 1967. Y el de Isabel L., Marisa H. y Lourdes R., el 23 de mayo de 1968. De 1970, el de Elena de M., que vivía al final de los chalés bajo una torre de alta tensión que chisporroteaba, y a quien su padre había regalado un bastón gigante lleno de caramelos que era la admiración de todos nosotros. Y el de Dominique y Nathalie F.. Con Domi coincidí primero en el colegio Duperier de Ávila un verano aprendiendo inglés, y luego estando ella ya casada y con los hijos mayores, en Laredo, en alguna salida al monte con la ONG Bosques de Cantabria.

No sé por qué tengo el recordatorio de mi prima Mª Victoria, que hizo la comunión el 28 de febrero de 1961 -yo aún ni había nacido- , en la parroquia de San Justo y Pastor, de Sierrapando. Igual se lo afané a mi madre, o ella me lo dio…También conservo el de mis primos Leandro y Esther, con fecha 26 de abril de 1964. Y el de mi primo Paquito, que la hizo en la iglesia de la Virgen Grande el 23 de junio de 1968. Años después moriría de leucemia (con 12 años, el 4 de abril de 1973). Siempre recordaré el viaje a Madrid, yo, con diez años – supongo que a una visita médica- con él, muy blanco  e hinchado por la cortisona.

El 15 de mayo de 1969 -el mismo día que yo-, también hace la comunión mi prima Coqué, en la capilla de San José de Torrelavega.

De compañeras del colegio de los Sagrados Corazones de Torrelavega, conservo el de Elena H. y el de Rocío H. (ambos de 1969), y el de Norma P., de 1971. Con esta última coincidí en una heladería en Santander muchos años después y me invitó a dar una charla en su instituto en Bezana, donde ella era profesora de Latín. De niños, las casas de verano en Suances, se tocaban.

No sé por qué tengo tres de Rafa A. (De 1971, en el colegio Nuestra Señora de la Paz), si yo de quien era amiga (“íntima”, a mis 8 años) era de su hermana Belén. Me dio mucha pena cuando se fue a Madrid, casi tanta como cuando marchó a Barcelona mi otra amiga íntima de Solvay, Pilar Crespo Canales, de quien nunca volví a saber nada. De Belén sí que me contó algo un compañero de la Universidad de Navarra, Mauricio F., quien también vivió en, o conocía, la urbanización del Conde de O. ¿Me dijo que era un poco hippy, artista…? No recuerdo bien.

Del colegio de la Paz, de 1973, tengo un recordatorio de Germán B. y otro de Félix C., ambos de la quinta de mi hermano David. No sé por qué los tengo yo…

Por parte de madre, solo conservo el recordatorio de mi prima María, del 7 de mayo de 1970 en el colegio del Sagrado Corazón de Madrid.

VIAJES DE ESTUDIOS 1973-1975


En mi colegio de los Sagrados Corazones (“Las monjas”), empezamos muy pronto con los viajes, en 5º de EGB, con 10 años. Los chicos del colegio de los curas (La Paz) siempre nos contaban que lo más  lejos que iban de excursión, año tras año, era a Ucieda (aquí al lado…).

En 1973 fue un viaje a Madrid (del jueves 5 de abril al domingo 8). Nos dieron a firmar una serie de condiciones (“Proponerme hacer felices a los demás. Ir con gusto en el grupo que me indiquen. OBEDECER SIEMPRE. Dormir a las horas señaladas. Ser educadas en la comida y en los juegos. Saludar, dar gracias, hablar en voz baja en los lugares que visitamos…”) y nos pasaron unas hojas con el plan general y el horario, el programa de visitas y unas preguntas para contestar en cada sitio.


En 6º de EGB (1974) la “excursión” fue a Toledo. Nos facilitaron una pequeña información de los lugares que íbamos a ver (Ávila, Segovia, Toledo). En Ávila dormimos la primera noche, en el hostal Continental (plaza de la Catedral nº 4). El segundo día, visitamos Segovia y La Granja. El tercero, Toledo. Las dos últimas noches nos quedamos en Madrid, en el Hostal Peralta de la calle Arenal 24.


En 7º de EGB (1975) el viaje fue a Salamanca. Los objetivos eran ya más ambiciosos: “Conocimiento de la ciudad de Salamanca en el mayor número de aspectos posible…Objetivos de orden personal, como: saber orientarse y desenvolverse cuando llegan a una ciudad nueva. Objetivos en el orden de la convivencia (la colaboración interpersonal, distribución de tareas, puesta en común; pensar en los ausentes y llevarles un pequeño detalle; relaciones con otras niñas de Salamanca…”). Ya de vuelta en casa, la preparación de una “Memoria de viaje”. En Salamanca, nos quedamos en el hotel Alfonso X, hoy en la calle Toro, 64 (entonces, Generalísimo Franco, 48).


Todos los viajes solían ser de 4 días, de jueves a domingo, e íbamos en autobús. Disfruté enormemente en cada uno de ellos. Fue una experiencia divertida y totalmente recomendable.

VIAJE A SALAMANCA EN 7º EGB (Recuerdos escritos en 1975, con 13 años)

Salida de Torrelavega a las 10 o´clock.
Hemos pasado numerosos pueblos, entre ellos: Campuzano, Barros, Buelna, Pie de Concha, Reinosa, etc.
Cerca del colegio de los Padres recogimos a Mª Luisa y a Mari Luz.
A medida que avanzamos el paisaje va cambiando de color y volviéndose más seco y árido. Ya no hay apenas árboles y la tierra se cubre de arbustos.
Hoy es día soleado y de cielo azul. Todas estamos alegres y contentas compartiendo nuestras cosas.
Hemos visto el castillo de Aguilar de Campoo. Hay varias fábricas de galletas, entre ellas la de galletas Fontaneda y la de galletas Gullón.
La Madre ha entregado la mascota a una niña o a un grupo y todas estamos intrigadas pensando quién será la que la tenga.

1979. VIAJE A SUIZA. 3º BUP (17 años). Notas de viaje. 18.10.79 


Bayona de Francia. Contraventanas de madera en ventanas y puerta.
Vides  a partir de Carcasonne.
Cerca de Montpellier se nos rompió el cristal delantero (del autobús) y todo el mundo se quedaba mirando embobado hasta que el cura  (Molleda) dijo: “¡No lo hemos quitado a posta! Plegable, hombre, plegable…”.
Para el maíz y el heno no utilizan montones (almiares) sino palos con un tejadillo de latón encima.
Inspectora oficial de avispas (sin cristal delantero, se colaban todas).
Cementerios, separadas las filas de lápidas por setos, con cruces bajas y sin panteones (En Suiza).
Terrazas para plantar vides en las laderas. Terreno muy bien aprovechado.
Vevey (lago Le Man).
Montreux.
Muchos invernaderos con fundas semicirculares de plástico.
Aquí, Mazinger Z se llama Goldorak.
“Balones” en las líneas eléctricas.
Para indicar que el pueblo ha terminado, se tacha el cartel con una línea roja oblicua.
Lausanne a orillas del lago Le Man.
Fribourg (casas): parte de abajo, de piedra. La de arriba, de madera. Generalmente, sirve de granero.
La parte de arriba de los chalés, con madera oscura, casi negra.
Las calles acaban en gasse,  strasse o platz.
Hemos cambiado con un alemán chiflado una caja de Ducados por un bocadillo de queso.
Un colombiano, Eyder Jiménez, nos da su dirección en el albergue de Zurich.
Nada más llegar a Barcelona, al ver a los primeros hombres, un grito unánime y repetido: “¡Cardos! ¡Cardos! “  [recuerdo que la ciudad nos pareció muy sucia en comparación con Suiza. Llevábamos un olor a queso- todo el mundo habíamos comprado queso suizo- fétido. Cuando abrieron las puertas del autobús en Torrelavega, los parientes casi se desnucan].


1978-1979. CURSOS DE INGLÉS EN ÁVILA


Los veranos de 1978 (con 16 años) y 1979 (con 17) estuve en Ávila para mejorar y recordar el inglés; el primer año, con mi hermana Beatriz; el segundo, con mi hermano David.

El director del Colegio Menor Arturo Duperier, a las afueras, era Agustín, a quien luego me costó reconocer, muchos años después, como jefe de policía (Director General) cuando se produjeron los atentados del 11 de marzo (de 2004) en Madrid.

En mi época, tenía hijos pequeños –creo recordar- y me pareció una persona dialogante y que tenía en cuenta las opiniones de los demás. Recuerdo que el alumnado manteníamos unas asambleas (¿semanales?) donde se podían hacer críticas y sugerencias  y, en una ocasión, por un tema de drogas, se nos consultó a los alumnos/as mayores lo que debería hacerse -a nuestro juicio: expulsión, notificarlo a los padres…

Conservo los listados de alumnos, monitores y profesores de ambos cursos, pero hay mucha gente a quien no puedo ponerle cara a pesar de los motes o de alguna palabra aclaratoria.

Pero sí recuerdo a una de nuestras monitoras, Carmen R., de Madrid, - que nos daba gimnasia (siempre recordaré que decía que para doblarse bien había que hacerlo tirando del vientre, no de la espalda)- con quien me escribí algunas cartas. Hacía Derecho y creo que cuando fui a Madrid, en 1982, busqué su casa en la calle Infantas , pero no me atreví a más. En Navidad, nos regaló dos horquillas de su época de colegio, pero no sé que hice con ellas…

También recuerdo a las hermanas B., de Peralta, en Navarra, Marusi y Raquel. Cuando fui a estudiar a Pamplona, estuve comiendo en su casa, en Peralta, la ensalada más deliciosa y mejor aliñada de mi vida. También coincidí con su prima Ana J. Y con Dominique Francis, de Barreda, que al año siguiente fue de monitora.

Luis, “el de los dientes partidos”, fue mi amor platónico de ese año y nos perseguíamos por el colegio o bailábamos en la discoteca, y me encantaba que mis rizos rozaran su mejilla.

A Fernando N. y a los gemelos Luis y Pedro A. los subíamos a Ávila (por ser menores no les dejaban ir solos) a comprar sellos o un helado en “Los Valencianos”.

También recuerdo a Quique L., al malagueño Gabriel F. o a un granadino muy serio, ¿César?, con la cabeza muy bien amueblada a pesar de ser más joven que yo.
A María U. la encontré después  en Madrid en un curso.




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