martes, 12 de julio de 2016

CAMINOS PARA ANDAR CON TROCANTERITIS III. LA ISLA DE PEDROSA


Los autobuses que van a Pontejos (desde Santander, apenas 10 km, unos 15 minutos en bus) te dejan en la carretera general una vez pasado Astillero. Hasta la puerta de entrada hay unos 500 metros. 


La isla tiene 10´4 Ha, un kilómetro y medio andándola en redondo por la parte más cercana al agua. Toda ella es un jardín con muchos árboles (pinos, eucaliptos, plátanos), algunos edificios en ruinas  e incluso un teatro – destartalado y maravilloso- junto al embarcadero.


Nada más entrar por la puerta de los peatones, un edificio en ruinas, a la izquierda. Es el pabellón de María Luisa, conocido también como La Picota, de 1952.


La isla de Pedrosa, esa desconocida tan cerca de Santander


Tras cruzar el puente (que data de 1966), lo primero que se ve son unos bancos desvencijados sin respaldo, y pinos al fondo, hacia el mar.

En la trasera del edificio actualmente en uso, un cartel del Taller de Empleo Pedrosa II,  un tejo casi seco junto a un mirador y las escaleras de bajada al embarcadero.

A la derecha del embarcadero un paseo de hierba bordea el muro junto al mar en un día radiante. Un paisano que pasea a su perro me explica que tendrá “como kilómetro y medio” de circunferencia. Le acompaño en su recorrido. De cuando en cuando, se ven zonas hundidas: “Esto le corresponde al puerto [arreglarlo]…”. Lo que llama “las pozas” son las marismas de Pontejos, a un lado y a otro del puente que hace que la isla ya no sea isla sino península.


Los jardines secretos de La Picota (paseo un 5 de agosto de 2015)


En 2011, dentro del “Plan de Dinamización del Producto Turístico”, el Ayuntamiento de Marina de Cudeyo convocó un concurso de relatos cortos para dar a conocer una iniciativa paisajística en la isla de Pedrosa.

Se tituló “Los jardines secretos de La Picota” y se trataba de escribir relatos inspirados por pequeñas intervenciones (jardines) unidas por caminos de losas.

A las 11 h, cuando empiezo a recorrer hoy los jardines secretos de La Picota (¡Qué lugar tan precioso…y tan abandonado!), el viento empieza a cambiar y se vuelve húmedo.

La intervención de 2011 está totalmente “asalvajada” en 2015. ¿No podría recuperarse con una “huebra” (trabajo comunitario) de esas que hacen en Palencia…? ¿O con un campo de trabajo veraniego…?:

Voy de uno a otro siguiendo el plano:


En el Jardín del romero, lleno de basura, hay un acebo y quiere brotar un eucalipto. El romero rastrero está despelucado.

El Jardín oval, rodeado de agapantos, presenta un árbol de Júpiter  bastante chuchurrío.


El Jardín azul (de lavandas y glicinias) anda todo asilvestrado.


El Jardín de rosas (con rosal rastrero y rosal de Banksia) aparece sin podar, con todos los botones secos.


El Jardín de la seda se llama así por el árbol de la seda que lo preside (una “mimosa” de flor rosa) junto a abelias y cotoneaster.


El Jardín japonés luce un arce japonés y ceanoto rastrero.


Además, está el Banco del alcorque, con un tamarindo, y el Mirador del otero, en una colina, presidido por una encina. 


Jesús Redondo consiguió en 2011 el primer premio del concurso de relatos precisamente con uno titulado “Desde el mirador del otero”. http://www.escritoresmerida.com.ve/escritores/amigos/jesusredondo.php#.Vci00_ntmko.


LA ISLA DE PEDROSA, EN PONTEJOS. SU HISTORIA

En tiempos, al parecer,  se le llamó la Isla de la Astilla, pero no sé por qué: ¿hacían palillos de dientes con la madera de los eucaliptos…?

En 1834 se solicitó el establecimiento de un lazareto en la isla para mantener en cuarentena, aisladas, (el puente es de la segunda mitad del siglo XX) a las tripulaciones de barcos afectadas por enfermedades tropicales. Pero este no comienza a funcionar como tal hasta 1869.

Más tarde, en 1914, se transforma en sanatorio marítimo (nacional) para el tratamiento de enfermedades óseas y tuberculosas. Hasta 1989.

Según el cartel de la entrada, llegó a haber 4 pabellones: el de Pezuela, el de la reina Victoria Eugenia, el de la infanta Beatriz y el de Mª Luisa o La Picota.


Hoy, conviven en su perímetro un centro de rehabilitación de drogodependientes y varias dependencias del Gobierno cántabro (junto a los edificios ruinosos ya en desuso).

Conocida también como la Isla de la Salud, en 2011 un grupo del ICOA (Investigadores Contacto Oculto Asociados) de investigación paranormal,  pasó un par de noches en uno de los pabellones para realizar psicofonías. Los pabellones abandonados y en ruinas evocan todo tipo de historias y de misterios…


SABER MÁS







[Gracias a Maricel Losada y  Miguel Ángel Aramburu por descubrírmela en un curso de verano...].


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