miércoles, 13 de mayo de 2015

DIARIO DE UNA RETRATISTA APRENDIZA

PRÓLOGO

Como en el taller anterior (Ver blog: http://ficcionesdeloreal.blogspot.com.es/2014/01/diario-de-dos-pintoras-en-ciernes-i.html) había llegado a la conclusión de que solo me gustaba pintar “cosas con ojos”, como decía Sonia, mi profesora, en marzo de 2015 me apunté a un taller específico sobre Retrato.

“Una cara se olvida antes si no se han encontrado sus ojos…En los ojos está la identidad de una cara”- escribe Antonio Muñoz Molina en su última novela,  “Como la sombra que se va”,  una posible crónica sobre el asesino de Martin Luther King.

Igual tengo que hacer un ejercicio de solo pintar “ojos”... Aunque el pelo, el cabello, es para mí también bastante definitivo a la hora de identificar a una persona. La prueba está en que, si no he visto sin gorro de piscina a mis compañeras “acuáticas”, soy incapaz de reconocerlas por la calle.


He aquí mi primer dibujo conservado a punto de cumplir los 5 años. No es precisamente prometedor. Y en las notas de 1º de EGB, la de dibujo (¡los famosos flamencos!) desentona claramente entre las otras, incluidas las tablas de multiplicar. Hasta en el orden (fíjate tú qué cosa, con lo arbularia que soy ahora) me ponía la maestra “Muy Bien”…

Hoy ha salido en la prensa una noticia curiosa: un vestido al que unas personas ven de color azul, y otras, dorado (yo soy de las segundas). http://www.mujerhoy.com/moda/informate/color-vestido-azul-negro-blanco-dorado-859096022015.html. No me imaginaba que dos personas distintas pudiéramos ver un mismo objeto en colores tan diferentes…

PRIMER DÍA DE CLASE

El primer día…¡fue el caos! Sonia nos puso dos ejercicios para que aprendiéramos “el canon de las proporciones”. (No sé si, visto lo visto, es mejor que pintemos a ojo).

Teníamos que hacer dos “marcos”, en realidad dos cuadrículas, uno de 14 x10 – para practicar el retrato de frente- y otro de 14 x14- para el de perfil. Ahí ya empezaron las complicaciones: “¿dónde va el 14?”, “¿a lo largo  o a lo ancho?”. Además, no habíamos traído regla para tirar las líneas que iban dividiendo el cuadrado/rectángulo en secciones.

Cada vez que Sonia daba una nueva pauta, era la revolución: “Dividid la altura entre tres y medio”. “¿Y eso qué es?”. “Pues 3´5 cm, 3´5 y 3´5”. “Que no: son 4, 4, 4 y 2”. En fin…Tere decidió que ella medía los 14 centímetros sin contar el cero, o sea, desde el uno. Luego, claro, no le salían las cuentas.

“Los ojos han de quedar en la mitad del rectángulo, en los 7 centímetros…”. Así nos fue chivando dónde debían quedar el rabillo del ojo, el lacrimal del otro ojo, la base de la nariz, las cejas, el nacimiento del cabello o la parte de debajo del labio inferior. Después, cada cual juntó los puntos y, oye, ¡salieron retratos de lo más curiosos y distintos!

Pero aún quedaba lo peor: el retrato de perfil o de cráneo. Para mí, esto sí que era difícil, así que como Carmen había traído un libro de retratos, copié un modelo que venía con las mismas divisiones. Y me ha quedado una especie de galán clásico estupendo, una especie de Victor Mature.


A estas alturas de la clase, Mª Jesús decía que ella quería pintar una cara en posición “tres cuartos”; pero eso ya es para nota. Bastante tengo yo con tratar  de poner rectos los rostros que me llegan algo ladeados en las fotos.

Sonia propuso – para ayudarnos-, que hiciéramos un tercer rectángulo con los ejes inclinados, pero eso será ya material para otro día. “¡Buscad fotos de caras en diferentes posiciones e inclinaciones!”- nos puso como tarea. ¡Qué trajín…!

SEGUNDO DÍA DE CLASE

“Hoy vamos a hacer ojos”- nos dijo la profesora, mientras nos repartía hojas llenas de ojos.
También trajo una calavera, de plástico, para que viéramos que el ojo está siempre metido en un agujero. “Es una canica en un agujero”. Lo decía por el tema de las sombras (mi cruz).

Como los ojos eran únicos, se trataba de copiar uno y recrear el otro. Yo, que soy una Fitipaldi, acabé enseguida y empecé a guarrearlos con las sombras, como siempre.

Cuando Sonia cogió el dibujo por banda es cuando realmente aprendí dónde iban las sombras (porque sigo sin verlas, a pesar de la calavera…).

El siguiente ejercicio se trataba de calcar narices y bocas para dibujarles los ojos. Yo escogí una cara de frente total -las había que miraban hacia el techo o el suelo, y ¡vete tú a saber cómo se pintan los ojos en blanco…! El retrato de perfil, como la primera vez, me resultó más difícil. No me gusta pintar de perfil, al menos no sin modelo real. No soy capaz de imaginarme cómo se ve un globo ocular de lado.

Y como otra vez resolví el ejercicio velozmente, me puse a copiar uno de los modelos de las fotos que había traído de casa. Era el actor este, Gerard Butler, que hace un anuncio de colonias. Su cara estaba un poco ladeada, así que para no ponerle recto -como acostumbro- tracé un par de ejes inclinados.  Luego, apliqué la teoría: “entre los dos ojos, hay un tercer ojo”...Pero no. Por lo visto, no siempre es así. Es una teoría muy teórica, porque luego uno tiene un puente (de la nariz) muy estrecho y unos ojos muy grandes, por ejemplo.

Así que claro, con mi teoría me salían unas narizotas…Sin embargo, sus ojos de párpado caído, muy parecidos a los míos, creo que me han quedado bastante bien.


No sé qué nos tendrá Sonia preparado para el próximo día. Esperemos lo mejor.

TERCER DÍA DE CLASE

Hoy la tarea era la contraria al día anterior: Sonia nos repartió ojos y teníamos que “inventarnos” narices y bocas.

En la hoja, además de diferentes ojos en diferentes posiciones, había unos inquietantes globos oculares atravesados por un palillo como si fueran aceitunas o banderillas. Era para enseñarnos cómo con un ligero cambio de la córnea? podíamos conseguir que los ojos miraran de frente, hacia arriba o hacia abajo. A mí, la verdad, mirarlos me daba un poco de dentera. Me parecía estar en la película de Buñuel, Un perro andaluz.

Elegí primero unos ojos de frente porque poner narices y bocas a unos ojos de perfil o tres cuartos, y encima mirando hacia abajo, me parecía muy difícil. Al fin y al cabo, solo soy una aprendiza, y no precisamente aventajada…”El tres cuartos es muy bonito para retratar”- nos ponía Sonia los dientes largos. Pero yo no piqué.

Eso sí: elegí unos ojos que en vez de mirar de frente, miraban hacia los lados, como por el rabillo del ojo. Tracé mi cruz en el centro, ¡y a dibujar! Tras pintar cejas y ojos, volví a mi cuadrícula del primer día; pero me hacía un lío con las medidas. Antes (el curso pasado), lo hacía a ojo y creo que me salía mejor. Pero desde que nos ha enseñado a medir, he perdido la confianza en mí misma, y ahora no me atrevo a prescindir de las medidas…

Después de un triunfo de años diciendo “cuatro por cinco”, “cinco por cuatro”…,- me parecía que la frente y el pelo quedaban a años luz de las cejas- terminé la cara. “Te ha quedado un poco caballuna”. A mí se me parecía a esa cantante de copla joven…Pero lo que mejor me sale, sin duda, es el pelo: les hago unas melenas con cuatro trazos…Sonia me acortó un poco subiendo la nariz y los labios como si fueran el dobladillo de una falda. Y el resultado mejoró.


Luego, como quedaba tiempo, me puse con dos ejes torcidos… y aquello ya fue la debacle. Hasta el punto de que he decidido que quien quiera en el futuro que le pinte un retrato, que se ponga de frente frontal, o nada.

Los ojos, más o menos, los conseguí: lógicamente, el que menos se veía debía ser más pequeño, y el otro más grande. Pero con la nariz y los labios ya me hice un lío…de Vitigudino. La profe tuvo que acudir en mi auxilio para redibujarme el óvalo de la cara y perfilarme los otros dos rasgos.

No sé qué nos deparará el próximo miércoles, antes de las vacaciones de Semana Santa. Creo que voy a tener que hacer muchos cursos de retrato.

CUARTO DÍA DE CLASE

Hoy Sonia trae fotos de muchas caras, y ¡a encajar! No le interesan el detalle ni las sombras sino las proporciones.

Yo reviso la cuadrícula del primer día y me quedo con la idea sencilla (yo necesito nociones muy básicas y entendibles)  de que -en las proporciones ideales- mide lo mismo del nacimiento del pelo a las cejas que de las cejas a la base de la nariz, y de ésta a la barbilla.
Carmen me dice que ella usa como medida estándar la anchura de la nariz (¿o era la altura de media nariz en su parte más baja y ancha?), que ocupa un cuadro, igual que el ojo, pero eso para mí es mucho lío.

Elijo entre las fotos que quedan la de Louise Bourgeois de mayor, una cara alargada con muchas arrugas y un gorro de lana. Tiene los ojos muy pequeños y estrechos y la boca es apenas una raya sin labios.


La termino enseguida porque yo -en no teniendo que dibujar sombras-, soy una flecha. A Sonia le gusta y me dice que está “bien encajada” y que pase a otra foto. Elijo entonces la de una mujer con una trenza en la cabeza que mira hacia arriba y divido de nuevo mi eje vertical en tres partes iguales. ¡Ah! Pero esto es un escorzo y ya no vale mi regla de 4, 4 y 4. En un escorzo hacia arriba, la nariz es más pequeña. ¿Y dónde está el resto de la cara…? Pues en el cuello…

Pero así se queda. Ahora voy a por la foto de la cara de mi profesora, de frente y con melena suelta. También me sale un poco alargada (¿tendré un ojo deformado a lo Modigliani o el Greco…? Lo cierto es que Sonia tiene una cara más chata y redonda. Pero no quiero borrar ni repetir. Así se queda.

Mi siguiente elección es una cara que mira hacia abajo, otro “escorzo”. Le hago una nariz tan larga que ya me paso. Y Sonia viene a acortármela un poco. Tengo que volver a dibujar los labios que creo que estaban mejor la primera vez; sin embargo, me gusta cómo me han quedado los ojos, rasgados y con cierta expresión enigmática. Los ojos y captar el tipo de mirada son para mí lo más importante; si lo haces bien, tienes mucho ganado.

Sonia toma la medida del ojo como referencia para compararlo con la nariz y otros rasgos. No me parece mala idea. Me la apunto.

Después de las vacaciones, nos meteremos con las sombras. Eso sí que va a ser “sombrío”…

Le he dicho a Sonia que cada año tiene que hacer, al menos, un monográfico de autorretrato: para practicar nuevas ocurrencias y mejorar nuestros defectos.

DÍA CINCO. DESPUÉS DE VACACIONES. RETRATOS A BASE DE MANCHAS

(Recordar: He de apretar más el lápiz. Que si no, luego no se ve nada en las fotos…).

Hoy se cumplieron mis peores temores… Sonia entró por la puerta en tromba, anunciando: “¡Tenéis que sacar a manchas las luces y las sombras!”. “Hoy, ¡lápices fuera! Fijaos en los volúmenes…!. Traduciendo: no podíamos utilizar el lápiz ni hacer rayas. Y ya sabéis que yo no veo sombras; solo veo rayas. “Nubla un poco la vista…”- me sugería uno de mis compañeros. Pero ni por esas.

Los materiales, en esta ocasión, eran ceras de punta redonda y engrosada, y un lingote de bordes y puntas afilados llamado grafito.


Para mi primer “failure” elegí al pobre Benicio del Toro. Menos mal que nunca se verá inmortalizado por mí. Me quedó un poco “hombre-lobo”. Lo que sí soy es rápida y veloz: en apenas hora y media, hice ¡6! dibujos. Más bien, caricaturas.

Para el segundo modelo, decidí arriesgarme con las ceras. Lo que más me gusta hacer son los pelos, los cabellos. Me encanta pintar ondas y darles volumen como si fuera una mascarilla. Este segundo, que no recuerdo quién era, ¡también me quedó un hombre-lobo! Si es que claro, tanto guarrear el papel, cómo no van a quedar hombres-lobos llenos de barbas…

Así que, en mi cuarta elección, aposté por una mujer, a ver si también me salía una “mujer-loba”…También es una mujer-loba…de cara bien alargada.

A estas alturas, Tere empezaba a quejarse: “¡Cómo me duelen los dedos…!”. Claro, no se puede apretar el carboncillo como si fuera una tiza de modista…

Para mi quinto intento, opté por una mujer embutida en una caperuza de neopreno  que miraba hacia arriba y a quien se le veían, bien grandes, los agujeros (ventanas) de la nariz. Esta vez me equivoqué, de nuevo, con el apéndice nasal: demasiado largo, tenía que haberlo recortado.

Sin embargo, la última me quedó bien guapa. “Pero si te ha salido pop…”. Lo cierto es que, quitando a los buenos, que siempre son buenos, los demás hemos hecho versiones fauvistas diversas y chapuzas varias.


“Ya veréis: con esta práctica aprenderéis a descubrir otra manera de pintar y de resaltar los rasgos”…Ya, ya…

DÍA 6. POSADO DEL NATURAL

A partir de hoy Sonia ha dicho que todos los días, durante los primeros minutos de clase, ella se ofrecerá como modelo para que la captemos en distintas posiciones del rostro. Cada posado no durará más de cinco minutos y se trata de un breve bosquejo para captar la postura.

Tenemos que coger el lápiz por el medio para así tener más y mejor juego de muñeca. A Tere no le dio tiempo ni a casi empezar el primero. Claro, cogía el lápiz tan abajo que todo lo quería hacer muy minucioso y detallado.


El primer posado no me quedó demasiado mal. En el segundo, mirando Sonia para abajo, me salió una nariz de bruja pirulí. Del tercero, mirando hacia arriba, con la barbilla levantada, Carmen me dijo que había conseguido el gesto.

Luego ya pasamos cada uno a nuestras fotos elegidas para pintar con trazo, línea, grafito o cada uno como quisiera. Yo saqué una de mi tío Héctor y empecé a hacerla a ojo, sin medidas ni nada. Creo que me ha salido aceptable. Lo único, la mano, debajo del mentón, que era muy difícil y, al final,  la  he dejado solo en armazón…

Para la siguiente foto, Sonia nos propuso el ejercicio de poner la imagen al revés (“Haced el chico al revés, a ver qué pasa”), y pintarla como si se tratara de otra cosa -en vez de una cara- para así no estar tan atados a ojos, nariz y boca. Me pareció un ejercicio interesante. Elegí una de Antonio Muñoz Molina barbado y, cuando di la vuelta al cuaderno, me sorprendí para bien. Mi hermana dice que le he sacado más guapo  y Carmen me ha explicado que yo soy de dibujo “de trazos”.

Sonia nos ha dicho que, en general, todos tenemos que trabajar más las bocas porque “tienen mucho volumen” y nosotros las pintamos como si fueran planas. Es fácil de decir: ella pinta dos tracitos y les pone unas sombritas y las cosas se le despegan del papel, pero las mías parecen pegadas con supergén. No las levanta ni una grúa…

DÍA 7. APRENDIENDO A DIBUJAR EXPRESIONES

Sonia ha aparecido hoy con un cuadernillo de dibujo para niños. No, no es que nos estemos infantilizando (al menos, eso creo…). Además de para pintar ranas de colores, sirve para que veamos las principales emociones representadas de la forma más esquemática: esto es, la alegría, la tristeza, la sorpresa y el enfado.

Pero primero, hemos hecho varios  bocetos de la profe en distintas posiciones como el día anterior. He aprendido que el dibujo se puede hacer con sombras (a manchas), a línea…Yo soy de línea, claro. Pero apretando poco. Así que Sonia me ha dicho: “Ya que te gustan las líneas, recréate y resáltalas más”. Lo intentaré, pero es que excepto los ojos – que siempre parece que tienen rímel- tiendo a pintar muy flojito.

El segundo apunte de Sonia me quedó una chapuza. Además de apoyar la cabeza en la mano -con lo que teníamos que dibujar una mano, que ya son palabras mayores- no dejaba de hablar y de gesticular, así que un ojo me quedó medio cerrado a lo Jack Elam, y la mano, como un tronco. La culpa fue de ella. Eso le debía de pasar a Picasso cuando estaba en su época cubista: que l@s modelos se movían, y así  le salían un montón de ángulos…

El tercer modelo, de una foto, decidí empezarlo boca abajo. Ahora Sonia quería que cogiéramos caras y les cambiáramos la expresión. Por ejemplo, el modelo de la foto estaba serio, pues le poníamos una sonrisa. Pero claro, al sonreír no solo se estira la boca; los ojos, también se achinan. Y eso de imaginarme en abstracto expresiones, me resultaba muy difícil. Yo, como Santo Tomás: Si no lo veo…

“Al reírnos, la boca se estira y queda más larga”- nos asesoraba Sonia. “Al enfadarnos, las cejas van hacia adentro y hacia abajo”. Yo le he sugerido que el próximo taller monográfico que hagamos de retrato lo dediquemos a trabajar distintas expresiones. Y también en los apuntes de primera hora, puede poner “caras” para que las representemos en vez de solo subir, bajar o torcer la cabeza.


Decidí ahora pintar a Federer, el tenista, de una foto. Al hacerlo, me di cuenta de que pese a su aparente belleza apolínea, tiene una nariz de boxeador. A mi juicio me quedó tan bien, que no quería cambiarle la expresión, ni volver a dibujarle, así que pasé a otro modelo. 

Aún me dio tiempo a intentar la cara de susto, inventándomela de la nada. Pero me quedó fatal. Paloma, sin piedad,  me dijo que le había hecho la boca de una "muñeca hinchable". Y cuando Sonia hizo la tournée, me hizo caer en que, en la cara de sorpresa, la pupila queda nadando en lo blanco del ojo, despegada de los extremos. Conclusión: Yo necesito modelos vivos que pongan muecas. En abstracto, no sé.

DÍA 8. TENGO DEFORMACIÓN MODIGLIANESCA

Hoy no sé lo que nos deparará Sonia, pero yo me he traído dos guapos para copiarlos (otra cosa será cómo queden…). Uno es Manzanares, el torero de ojitos de pitiminí (yo llamo así a los ojitos pequeños y rientes, que me encantan). El otro es un modelo desconocido, pero también guapo, en posición tres cuartos, como los abrigos.

Ya apenas me quedan hojas en mi cuaderno: como soy tan prolífica y tan rápida…

Mientras llegan los rezagados para que Sonia nos ponga caras, elijo la foto de uno con pinta de despistado. No sé si será porque tiene en la frente una carta que le tapa la expresividad (la posición de las cejas, los frunces…), pero no consigo sacarle la expresión (ya sabéis que lo de imaginar no es lo mío). Decido pintarle los ojos y la boca con mis acuarelables, pero ni por esas…

Luego, voy a por mi modelo barbado. Me queda demasiado “longitudinal”. Sonia dice que nos cuestan las posiciones de perfil porque tendemos a dibujar poco cráneo y poco lateral. (A mí, de hecho, se me sale de la página…).

Sonia pone primero la expresión de “enfadadísima”, una posición extrema que le va a dejar con arrugas para los restos, y luego la de “asombro infinito”, con la boca abierta y las pupilas despegadas de los bordes del ojo. En la primera, lo que mejor me queda es la coleta. En la segunda, los ojos me han salido tan juntos que no es que no quepa el tercero: es que no cabe ni un alfiler. Ahora, rápida, sí soy. La inmortalizo en un pis-pas. A mi lado, dos compañeros la mar de habilidosos, hacen virguerías. No sé para qué vienen  a clase, si ya son unos maestros…Carmen me presta una colección de caras que expresan distintos sentimientos, sacadas de un libro. Así las puedo estudiar en casa con calma.

Cuando finaliza el periodo “apuntes rápidos”, vuelvo a mis modelos. Ahora me toca Manzanares. Es más difícil de lo que parecía. Y como está casi todo en sombra…, vuelve a salirme un hombre-lobo. Además, “le falta cara”- como dice Sonia, que ha de trasladar la oreja un palmo para que recobre las proporciones. Muy desolador. Yo que quería que me saliera divino…y me ha quedado un desastre. No sé si en la clase que nos queda voy a ser capaz de hacer algo digno…

DÍA 9. FIN…POR AHORA

Hoy me he llevado a clase el cuaderno que me regaló Conchi, para estrenarlo (El otro ya se me ha acabado). Con mi caja de lápices Derwent -también un regalo- soy la envidia de la clase…, y hasta de la profe.

Sonia nos ha sugerido -como ejercicio- que dibujemos a dos de nuestros compañeros para cambiar de modelo y que no sea siempre el mismo, o sea, ella. Yo he elegido a  Elvira porque la tenía enfrente, y tan concentrada que no se movía un ápice. Esto es fundamental.


Como segunda opción elegí a un “chico” de clase, a José, y se movió tanto que me ha quedado fatal, como muy alargado. Vamos, que parece un pepino. Creo que la posición tres cuartos no es lo mío: siempre me salen más largos que anchos.

Cuando se lo enseñé a Elvira, me dijo: “¡Mejórame!” Pero yo creo que su caída de párpados  tras las gafas está muy conseguida.

Luego me puse conmigo misma, copiando una foto de cuando tenía 6 años. No he logrado sacar esa cara suave de inocencia que todos tenemos a  esa edad. Es como si me hubiera pintado años después, ya adolescente. Se ve que tengo que hacer muchos más talleres…


Sonia ha dicho que el curso que viene empezará con el de retrato y que también tiene intención de ofertar uno sobre la figura humana. Eso son brazos y piernas, y manos y pies, además de caras con sus ojos, sus narices, sus bocas y sus orejas. No sé si van a ser demasiados miembros… Pero quizá lo intente para dejar de pintar manos como manoplas y pies siempre calzados…

Creo que este taller me ha hecho fijarme, sobre todo, en la diversidad de ojos que hay. Ahí se concentra, para mí, toda la expresión, aunque es verdad que si no atinas con las proporciones de la nariz, por ejemplo, tampoco consigues (ver) el parecido. Eso me pasó con mi intento de dibujar a George Clooney. La nariz era demasiado larga y la boca tampoco estaba conseguida; en cuanto Sonia los devolvió a su ser, los ojos cobraron sentido y ya “se parecía”.

De todas formas, al ir haciendo ejercicios y ejercicios, te das cuenta de que las líneas siguen un cierto gesto de la mano. Le digo a Sonia que es como cuando con el volante tomas una curva cerrada: no tienes que moverlo constantemente sino que, como la curva está trazada a compás,  solo tienes que mantener la posición del volante. Supongo que eso es lo que los antiguos llamaban las proporciones ideales. Tengo aún mucho que aprender. Pero ya será el curso que viene. Os seguiré contando…


No hay comentarios:

Publicar un comentario